2010/07/09

El Palacio Lili recobra todo su esplendor

Terminada su restauración, el edificio gótico de Zestoa se abrirá al público desde 2011. Se trata de una de las construcciones civiles del siglo XV «más importantes de Gipuzkoa»

El Palacio Lili, una de las construcciones civiles góticas más importantes de Gipuzkoa, «si no la más», como apuntaba ayer la diputada de Cultura, María Jesús Aranburu, vuelve a recobrar todo su esplendor tras finalizar las obras de restauración que se han venido desarrollando a lo largo de los últimos nueve meses. El edificio, que se redecorará «al estilo de la época» de aquí a final de año, se abrirá al público a principios de 2011, dentro del recorrido cultural que se propone en la visita a Ekainberri, la replica de Ekain.
El palacio, cuyo origen los estudios realizados sitúan a mediados del siglo XV -concretamente en 1466- se abrirá este fin de semana para «los vecinos de Zestoa», informaba Aranburu desde la estancia principal del edificio, que sirvió ayer de sala de prensa para presentar su recuperado aspecto. Primero se abrirá al pueblo de Zestoa, pero «nos comprometemos» a que desde el principio del próximo año se enmarque en el recorrido de las visitas públicas a Ekainberri, después de que sea redecorado con mobiliario y 'kutxas' de la época, «que conocemos por el estudio de diferentes documentos testamentarios de la familia Lili»,
Las obras de restauración, que han sido ejecutadas por la empresa Guires S.A. y dirigidas por los arquitectos Lierni Altube y Pedro Artolazaga, se han prolongado durante nueve meses con un costo final de 795.000 euros, «ajutándose tanto al presupuesto como a los plazos dados», aseguraba la diputada de Cultura.
El proyecto de restauración, que se diseñó teniendo en cuenta los estudios histórico-arqueológicos realizados por un equipo de la UPV dirigido por el arqueólogo Agustín Azkarate, se ha basado en «consolidar y recuperar el edificio conforme a sus valores arquitectónicos e históricos más importantes», procurar recuperar, «al máximo posible», los elementos estructurales originales, así como en la limpieza y reparación de las fachadas, sobre todo la grieta de su pared principal.
Los elementos estructurales de madera «se han encontrado mucho más deteriorados de lo que se pensaba a priori», aseguraba la pareja de arquitectos que no se explicaba, viendo el estado en el que se encontraban las vigas, cómo la cubierta había aguantado sin venirse abajo. «Lo hemos cogido en un momento crítico y de haberlo hecho un año o dos más tarde no sabemos lo qué habría ocurrido... probablemente estaría hundido».
Conjunto de construcciones
El palacio zestoarra forma parte de un conjunto de construcciones realizadas en diferentes momentos históricos. Se creía que el edificio originario era Lilibea -un caserío adosado al palacio en el que habita actualmente una persona- pero los estudios arqueológicos liderados por Azkarate descartan esta hipótesis y plantean que la construción de Lilibea y la del palacio son coetáneas, que Lilibea era un edificio al servicio de Lili y que, además, en él existió una actividad ligada a la forja del hierro. A estos dos edificios se les une una ferrería y unas presas.
El palacio ha sufrido hasta ochenta intervenciones distintas a lo largo de su historia. A finales del siglo XVIII y principios del XIX el edifico comenzó a arrendarse y «cambió totalmente», comentaba la directora de Patrimonio, Pilar Azurmendi, quien aseguraba que a partir de ese momento «pasa de ser un edificio representativo de palacio a ser un caserío, un espacio productivo, y todas las intervenciones que se hacen sobre él son para adecuarlas a ese nuevo uso».
«Desde cocinas, baños, habitaciones compartimentadas, cuadras... al final el edificio se ha ido amoldando a las funciones domésticas particulares de sus residentes. El día previo a comenzar las obras tuvimos que sacar los animales de algunas estancias», comentaban los arquitectos. Por este motivo, una gran parte de la restauración ha tenido que ver con «la eliminación de estos anejos y los diferentes elementos que desvirtuaban el edificio», aseguraba Azurmendi.
La alcaldesa de Zestoa, Alazne Olaizola, se mostraba feliz por lo que supondrá para la localidad esta reforma recien terminada a la vez que comentaba con pena que «ahora Lilibea parece la hermana pobre».
«Es un día muy importante para Zestoa. Hemos recuperado uno de los elementos más atractivos de los tres vertices patrimoniales más importante de Zestoa: el yacimiento de Idiakaitz, Ekain con su replica de Ekainberri, y ahora el Palacio de Lili», resumía Olaizola para quien «el disgusto» de que el palacio se rechazase como parte de un futuro museo de Prehistoria que se había propuesto, «ya se ha pasado», y el hecho de que la gente pueda visitar y apreciar «nuestro patrimonio histórico es suficientemente importante como para sentirnos muy orgullosos y alegres».

No hay comentarios:

Publicar un comentario